domingo, 4 de abril de 2010

La hipótesis del cuadro robado

Primero: Siento haber tardado tanto en subir la "critica" al blog.
Segundo: Siento la crítica en sí xD





Una película que es más que una lección de la obra de un pintor; es una puesta en escena y un análisis desde todos los ángulos pensables por el “coleccionista” que las explica.

Siendo una película que incita constantemente a la observación, me resultó casi imposible no fijarme en los planos y las luces. En el comienzo me impresionó el plano secuencia que muestra la obra y las explicaciones del coleccionista. Un plano extremadamente largo y llevado, en mi opinión, con muy buena mano.
Algo que me llamó mucho la atención fue que hablasen del color de los cuadros y del uso que le daba el pintor, cuando la propia película es en blanco y negro, haciendo imposible que el espectador sea capaz de fijarse en esto mismo. Eso me irritó un poco.
Empieza a captar mi interés cuando trata de explicar los “misterios” que se esconden tras los cuadros. El ejemplo de las luces que vienen de lugares opuestos, dándonos la pista manteniendo el plano de unas velas reflejadas en el cristal. La propia iluminación de la película ya es casi pictórica antes de empezar a mostrar las recreaciones de las obras. Esas puestas en escena de los cuadros me parecían geniales. Cada figura cuidadosamente colocada en su lugar, asegurándose de que la luz diese en el ángulo exacto con la intensidad perfecta. Al verlas me imaginaba el trabajo que tuvo que haber detrás de eso y me daba vértigo.
Algo que me chocaba del coleccionista es que miraba a alguien como si se encontrase físicamente presente en la habitación con él, contestando a la voz en off del narrador. Me hacía sentir algo incómoda esa situación de dar a entender la presencia de un oyente en el mismo espacio que el que habla, sin mostrarlo en ningún momento. También era cierto que el ritmo general de la película decaía en el momento en el que se sentaba para reflexionar. Es menos aburrido cuando camina alrededor de los cuadros vivientes. Me hizo gracia que llegando al final, el propio coleccionista se quedase dormido en el sillón (supongo que a todos nos haría gracia por la misma razón).
Reconozco que cuando todo empieza a girar en torno a la reunión social y al Duque de L o el señor de E (no recuerdo aquello muy bien) me costaba seguir el hilo. Entre los nombres en clave, los cambios de escenario y que los subtítulos estaba cortados, no me quedó muy claro lo que significaba todo aquello. Pero sí que entendí que ahora todos los cuadros podían verse desde una nueva perspectiva, así que habría que pensarlos todos de nuevo.
Al final, cuando ni él mismo se entiende, y hay demasiadas teorías sobre la mesa, dejé de tratar de buscarle sentido a la obra y empecé a preguntarme si los cuadros son reales (y por tanto, anteriores a la película) o si los hicieron específicamente para hacerla. An cualquier caso, soy incapaz de entender el rollo extraño con los muñecos del cajón y las fotografías de los muñecos, y porqué saca los muñecos de un sitio para no hacer nada con ellos y meterlos en otro.

Me quedo con la frase “Los cuadros no hacen alusión, ¡muestran!”

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